Sintió esa
levedad hermosa que provoca la libertad. Se puso de pie entre llantos y mocos
desconsolados. Quiso hablar, explicarles, justificarse, pero no pudo más que
sonreír. Ni siquiera intentó abrazarlos. Tarde o temprano debía partir. Cuando
dejó de sentir el suelo bajo sus pies, supo que ya era hora.
Que sea asi, seria maravilloso
ResponderEliminarAbrazo
Y llega cuando es el momento
ResponderEliminarSaludos