Viajaron
muchos kilómetros para verlo, para encontrarlo, para que se reencuentren.
Sheila,
la rubia acomodada, se había enamorado de Claudio, el rubio campesino que se
había alistado para ir a pelear a Vietnam. Los amigos, incondicionales,
hicieron todo lo posible como para que se pudieran ver antes de la partida. ¿Pero
cómo entrar al cuartel? ¿Cómo llegar a ese soldado que ya no podía volver sus
pasos atrás?
Viajaron
muchos kilómetros, cantando, felices, cabellos largos, muy largos, al viento. Y
se la ingeniaron. Sheila simuló conquistar a un oficial del glorioso ejército
yanqui y le robó el uniforme, mientras
Berger sacrificaba sus largos cabellos por la noble causa: ingresar al cuartel
disfrazado de oficial y permitir así que Claudio abandone por un rato la
milicia y pueda despedirse de Sheila.
Pero
los militares —no solo los yanquis— son impredecibles. Berger, contento y
orgulloso de ayudar a su amigo, ocupaba el puesto de Claudio cuando alistaron a
la compañía para partir al infierno. No volvió a tiempo Claudio para ocupar su lugar y
devolver a Berger a su mundo natural.
El
avión partió.
El
final es emocionante. Los amigos de Berger, incluido Claudio, lo despiden
cantando “let the sunshine in” ante un cementerio de miles de lápidas blancas,
con una placa con nombre equivocado, con cuerpo cambiado.
Un
verdadero canto a la amistad y a la paz.
How que historia y que final... Di todo por su amigo, hasta la vida
ResponderEliminarUn abrazo
Ësta pelicula la ví cuando tenía 15 años, año 1979, plena época de dictadura. Me marcó para toda la vida. EXCELENTE!!!!
ResponderEliminarAbrazo
Walter Currás