sábado, 11 de diciembre de 2010

DÍA NACIONAL DEL TANGO

POR QUÉ CANTO ASÍ

Pido permiso, señores, este tango habla por mí, y mi voz entre sus sones dirá por qué canto así.

Porque cuando pibe me acunaba en tango la canción materna pa' llamar el sueño, y escuché el rezongo de los bandoneones bajo el emparrado de mi patio viejo.

Porque vi el desfile de las inclemencias con mis pobres ojos llorosos y abiertos, y en la triste pieza de mis buenos viejos cantó la pobreza su canción de invierno.

Y yo me hice en tangos, me fui modelando en barro, en miseria, en las amarguras que da la pobreza, en llantos de madre, en la rebeldía del que es fuerte y tiene que cruzar los brazos cuando el hambre viene.

Y yo me hice en tangos porque... ¡porque el tango es macho!, ¡porque el tango es fuerte!, tiene olor a vida, tiene gusto... a muerte.

Porque quise mucho y porque me engañaron, y pasé la vida masticando sueños. Porque soy un árbol que nunca dio frutos. Porque soy un perro que no tiene dueño. Porque tengo odios que nunca los digo. Porque cuando quiero me desangro en besos. Porque quise mucho y no me han querido. Por eso, canto tan triste... ¡por eso!

Celedonio Esteban Flores (1896/1947)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

JOHN LENNON: LAS IDEAS DE UN “LOCO”


En el comienzo de la década de los ’80 los trágicos caminos de los grandes hombres marcaron los márgenes sobre los cuales la zona se convertía en peligrosa o restringida.
El asesinato de John Lennon, como el de Marvin Gaye a manos de su propio padre en el ’84, o el de Peter Tosh en 1987, conformaron de alguna manera las excepciones de una regla que en definitiva los encerró como mártires impotentes de un destino creado a partir de su dimensión.
Cuando Mark Chapman descargó todas sus balas en el cuerpo de Lennon, la historia de uno de los más grandes creadores y revolucionarios —tanto con Los Beatles como en su carrera solista—, encontró una vuelta de tuerca impensada que provocó una impresionante reacción ante la artera arbitrariedad de un fanático. En un instante el mundo se quedó sin John Lennon.

Pretender ser libre en el mundo actual es una verdadera locura, sobre todo cuando se pretende cambiar una mentalidad aferrada a intereses materiales e individuales.
Denle una oportunidad a la paz fue una de las consignas usadas por John Lennon en su incansable lucha por un mundo mejor y sin odios. Fue un verdadero "loco" que combatió contra un mundo en crisis, donde la guerra parecía la única posibilidad de entendimiento.

Feliz Navidad, la guerra ha terminado, cantaba al mundo entero como deseo de frenar de una vez por todas una lucha estúpida del hombre contra sí mismo.
Cantó su filosofía de amor por todo el mundo, enfrentando con sus ideas a los cuerdos que hacían oídos sordos a toda propuesta que no satisficiera sus intereses personales. El "loco" jamás hizo política: él solo creía en la paz.

Nuestra lucha ha sido una lucha por el amor y para ser amados, declaraba al periodismo haciendo referencia al objetivo que tenía junto a Yoko. Con su mujer habían logrado una síntesis que ambos habían estado buscando antes de conocerse. Mi manera de ser y mi amor-amor-amor, y su forma de ser y su paz-paz-paz, decía Lennon al hacer referencia a esa relación.

Pero los "locos" nunca ganan y sucumben en manos de los que nunca los entendieron. Lennon cayó con el pecho destrozado a balazos, al igual que Mahatma Gandhi y Martin Luther King, dos predicadores incansables de la no violencia. Paradójica casualidad que nos lleva a pensar seriamente en la realidad del mundo que nos tocó vivir.

No quiero volver a vender mi alma como antes para tener un disco que sea un éxito, manifestó alguna vez haciendo referencia sin duda a su pasado con The Beatles, el grupo que lo llevó a la fama junto con Paul Mc Cartney, George Harrison y Ringo Star. Lennon sabía que se podía vivir sin lo plástico y ser feliz sin traicionar su verdadero yo. Supo reconocer que como beatle trabajó junto a sus compañeros como una máquina, produciendo discos incesantemente sin importar lo demás, ni cómo era tu vida familiar o cómo te iba en la vida, pues todo eso no contaba, uno tenía que producir esas canciones, fuera como fuera. Y eso no podía seguir. Y quizás fue esa la razón por la cual estos cuatro grandes de Liverpool decidieron abandonar los escenarios. 

El grupo The Beatles llevó a la fama a sus cuatro integrantes, pero John y Paul fueron los que más trascendieron luego de la separación. John fue quien trascendió con más fuerza a la inmortalidad. ¿Por su muerte violenta? ¿Por su condición de líder de grupo? Sí, pero también por no haber traicionado una forma de vida muy particular, signada por ideales fuertes basados en la libertad, la paz y las ganas de ser él mismo. Una forma de vida que hoy casi resulta utópica.

John Lennon no fue sólo música. Este "loco" significó y significa mucho más para varias generaciones que lo disfrutaron y aún siguen escuchando sus discos. Su música no es hueca, no es vacía. Sus letras son poesías que contienen mensajes claros y significativos que hacen poner piel de gallina a todo aquel que las escucha o lee.

John Lennon hoy es ya una leyenda, un mito, como lo son también Gandhi y Luther King. No es tiempo de lamentaciones, pero sí sería válido que tratemos de rescatar su mensaje. ¿Serviría de algo? ¿Le sirvió a Lennon ser como fue? Él sabe que no fue en vano luchar por un ideal de amor y paz. El mundo sigue igual o peor que antes, pero mientras haya alguien que piense como él, mientras haya vida —como decía John— hay esperanza de cambiar. El camino es largo y duro. Quién sabe qué generación podrá ver el mundo que Lennon soñó...

En el último reportaje hecho a Lennon, horas antes de ser asesinado, decía que esperaba morir antes que Yoko, porque si ella muriese yo no sabría cómo sobrevivir. No podría seguir adelante. El destino complació a este ídolo, pero demasiado temprano.

Ojalá que muchos hombres en este mundo sigan llevando las ideas de este "loco" en su corazón.

(Artículo escrito por mí y publicado en la Revista del extinto diario "HOY EN LA NOTICIA" de Santa Fe, el 4 de diciembre de 1988 -¡tenía veinticinco años!-, donde por entonces trabajaba como corrector)